Julian Barnes parla del compositor rus Shostakóvich en El ruido del tiempo:
«El arte pertenece a todo el mundo y a nadie. El arte pertenece a todas
las épocas y a ninguna. El arte pertenece a quienes lo crean y a quienes
lo disfrutan. El arte no pertenece más al pueblo y al Partido de lo que
perteneció en otro tiempo a la aristocracia y a los mecenas. El arte es
el susurro de la historia que se oye por encima del ruido del tiempo.
El arte no existe por amor al arte: existe por el bien de la gente. Pero
¿qué gente, y quién la define? Él siempre pensó que su arte era
antiaristrocrático. ¿Escribía, como sus detractores querían, para el
minero de Donbass fatigado de su turno de trabajo y necesitado de un
reposo tranquilizador? No. Escribía música para todos y para nadie. La
escribía para quienes más apreciaban la música que escribía, sin tener
en cuenta su estracción social. La escribía para los oídos que podían
escucharla. Y sabía, por consiguiente, que todas las definiciones
verdaderas del arte son circulares, y todas las definiciones falsas del
arte le atribuyen una función específica.»
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